viernes, 28 de octubre de 2016

Brutalidad Policial

            El excesivo uso de la fuerza por parte de los órganos policiales y/o militares, también denominado “Brutalidad Policial” Brutalidad policial es un término utilizado para describir el uso excesivo de fuerza física, asalto, ataques verbales y amenazas por policías y otras fuerzas del orden público. El término también se puede aplicar al mismo comportamiento de los oficiales de prisiones. Está muy extendida en muchos países, incluso en aquellos que la persiguen. La brutalidad es una de las formas de mala conducta policial, que incluye falsos arrestos, intimidación, represión política, racismo, abuso de vigilancia, abuso sexual y corrupción policial.

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            Al dedicarse a sofocar posibles revueltas de la sociedad, algunas personas que trabajan en cumplimiento de la ley poco a poco pueden desarrollar una actitud o sentimiento de autoridad sobre la sociedad, en particular en los modelos tradicionales de vigilancia basados en la reacción, haciendo que en algunos casos, la policía se crea que está por encima de la ley.
            Algunas teorías afirman que existen factores psicológicos relacionados con las causas de la brutalidad policial. El estereotipo de las manzanas podridas o policía canalla fue ampliamente repudiada pero los estudios sugieren que algunos rasgos de personalidad pueden llevar al uso excesivo de la fuerza. Los trastornos de personalidad, problemas personales, el trabajo relacionado con el trauma pasado, los oficiales jóvenes que aprenden de inexpertos machistas inapropiados, en fin, muchos caen estas categorías, pero no pueden explicar completamente la brutalidad de la policía.
            El uso excesivo de la fuerza contra los civiles es un crimen porque viola las leyes internacionales y nacionales, los derechos constitucionales y las leyes de la policía también. La brutalidad es una forma de cuello blanco, de delincuencia profesional.  Los departamentos de policía rara vez castigan severamente oficiales para el uso de fuerza excesiva, lo que contribuye a la perpetuación de este tipo de conducta criminal.
            Una dificultad para estimar la incidencia del uso de la fuerza física, especialmente aquella que puede suponer abuso o desviación, es la ausencia de registros confiables. Las estadísticas oficiales son inconsistentes, dispersas y relativamente recientes. Dificultades técnicas para anotación y archivo, categorías legales distintas, disparidad de criterios, pero sin duda también el intento de adulterar u ocultar cifras, provocarían un cuadro incierto.
            Justo desde fines de la década anterior y comienzo de ésta, cambios legislativos (derogación de la Ley de Vagos y Maleantes y del Código de Enjuiciamiento Criminal, la aprobación de una nueva constitución con un fuerte talante garantista en 1995), político-criminales (la prohibición expresa de “redadas” y detenciones masivas por las autoridades, en 1998) y la centralidad en el discurso contrario a los abusos policiales en el debate político y en las posturas del estado, implicaron la reducción del poder legal de la policía (detenciones sin orden judicial, castigo policial, conducción de interrogatorios y de la fase sumaria del proceso). Esto permitiría comprender la disminución de desviaciones relacionadas con excesos en el ejercicio de este poder legal, como las detenciones arbitrarias y el uso de métodos de torturas para obtención de confesiones. Pero simultáneamente, parecen haber aumentado actos relacionados con el ejercicio del poder informal (y extra-legal) de la policía, tales como las muertes (en especial aquellas que suponen el uso de la fuerza física con el propósito expreso de causar muertes, o ejecuciones, que es la modalidad de mayor crecimiento en el número de denuncias conocidas) y las lesiones personales.
            En nuestro país, actualmente se viven momentos muy críticos, debido al descontento de gran parte de la sociedad acerca de cómo el Gobierno venezolano ha querido perpetuar su modelo político-económico y social, que sin entrar en análisis metodológicos, mantienen a la nación en los primeros lugares de inflación, desabastecimiento, desempleo, e inseguridad. 
            Este descontento se expresa a través de las manifestaciones de protesta como marchas, paros y concentraciones, y si bien en algunos casos esporádicos los manifestantes han subido el tono y las acciones de sus protestas, la respuesta de los órganos policiales y militares ha sido desproporcional. Se han visto e inclusive grabados el uso de armas de fuego y sustancias químicas contra manifestantes que usan piedras (no avalo la violencia de un lado ni del otro), resultando muchos manifestantes heridos y hasta muertos. Estas acciones policiales contrarían a lo estipulado en el artículo 68 de nuestra Constitución en donde se prohíbe el uso de armas y sustancias toxicas  en el control de las manifestaciones públicas.
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          También nuestra Carta Magna en su Artículo 23, señala expresamente que los Tratados, Pactos y Convenciones Internacionales suscritos y ratificados por la República en materia de Derechos Humanos tienen jerarquía constitucional y deben aplicarse de manera preferente cuando sean más favorables para el ejercicio de estos derechos.
            En materia de protección del derecho a manifestar y reunirse, son muchos los instrumentos internacionales aplicables. Por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos; El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos;  La Carta Democrática Interamericana de la OEA; La Convención Americana Sobre Derechos Humanos (Pacto de San José). E incluso, de manera más específica y reciente, cabe citar la Resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU del 21 de marzo de 2013, sobre la promoción y protección de los Derechos Humanos  en manifestaciones pacíficas.
            Ninguno de estos Tratados, Acuerdos, Pactos y Resoluciones admite limitar el derecho a las manifestaciones pacíficas a costa de la intimidación de los manifestantes. Menos aún el uso desmedido de la fuerza pública ni el empleo de armas “potencialmente mortales” por parte autoridades de policiales. 
            Recientemente ocurrió en la Ciudad de Maracay otro ejemplo de la Brutalidad Policial, cuando un grupo de policías irrumpen en un edificio donde se resguardaban manifestantes y agreden a una mujer desarmada y a su hijo, propinándoles golpes y patadas, lo cual quedó grabado en un video que ha recorrido el mundo entero y que demuestra el talante represor de nuestros órganos policiales. Para el momento ya han sido detenidos cinco funcionarios involucrados, esperemos cuáles serán los resultados finales de estos procedimientos.

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            El uso de la violencia debe ser condenado por todos, venga de donde venga y desde aquí exhorto a los manifestantes a realizar sus acciones de protesta en paz, respetando los derechos del otro y los órganos policiales deben utilizar su fuerza (en la justa medida) siempre y cuando la situación lo amerite.
            En la medida en que la fuerza física se vuelve una especie común y generalizada, perdiendo su eficiencia y legitimidad, menor es el espacio social para su funcionamiento simbólico, y por ello menor su capacidad para lograr acatamiento pacífico. En otros términos, el uso generalizado de la violencia policial paradójicamente disminuye su efecto estratégico, al perder capacidad de actuar anticipadamente sobre las expectativas sociales reduciendo conductas inaceptables y promoviendo obediencia al orden, mientras que, en dirección contraria, estimula resistencia y rechazo a su actividad. Un mayor uso efectivo de la fuerza física en términos de coacción, se acompaña con un menor efecto simbólico como medio de disuasión e imposición de consenso.
            Es justicia
                                                                    



domingo, 3 de julio de 2016

La espada de Damocles del TSJ

La Espada de Damocles es una frase popular que debemos a un historiador griego y que hasta hoy se utiliza para referirse a un peligro inminente , aludiendo a una espada que pende sobre nuestra cabeza y que en cualquier momento caerá sobre nosotros.
Al momento de escribir este blog se cierne sobre nuestro país, la nefasta amenaza de una sentencia emanada del no menos nefasto TSJ que cual espada de Damocles se cierne sobre el esfuerzo y la labor de millones de venezolanos que sorteando innumerables obstáculos soportando vicisitudes y demás trucos y trampas que fueron encontrando en el camino quisieron expresarse de la única manera que sabe hacer un pueblo pacifico y democrático ejerciendo un derecho constitucional consagrado en nuestra Carta Magna...el Referendo Revocatorio.
Esta sentencia amenaza desconocer la solicitud que hiciera mas del 1% de venezolanos inscritos en el REP que haciendo uso de este recurso legal, buscan de manera pacifica, democrática salir del profundo abismo en que se encuentra la sociedad venezolana en los actuales momentos.
Desconocer la primera fase del Referendo Revocatorio, obligándonos a comenzar de nuevo y echar por tierra este invaluable esfuerzo de todos y cada uno de los que de manera pacifica y voluntaria acudimos a firmar y a validar (esto ultimo por exigencia u ocurrencia del CNE) las firmas para activar ya en segunda fase la solicitud del RR ahora por el 20% del padrón electoral, desencadenaría una serie de eventos, que quizás tal vez el mismo gobierno no es capaz de avizorar.
Este heroico y noble pueblo venezolano es pacifico, cree profundamente en la legalidad, es sumiso...pero no es PENDEJO. Esto tienen que terminar de entenderlo quienes hoy asumen las riendas del gobierno. No esperen pretender que haciendo malabares y trucos leguleyos, el nefasto régimen que por ahora saborea las mieles del poder, pretendan desconocer la voluntad de un pueblo que decidió no calarse mas atropellos, mas burlas, mas impunidad a los maleantes de cuello rojo.
De hacerse efectivo (Dios quiera que no) el dictamen de desconocer la voz de Dios (la voz del pueblo... Chavez dixit) habrá llegado la hora de emprender otros caminos para retomar la democracia y rescatar al país de la miseria, la pobreza y la corrupción en que se encuentra sumergido.
Llegara la hora de los verdaderos movimientos populares organizados, sin lideres mesiánicos , pero con la participación necesaria y protagonica de los mas connotados, honorables y exitosos personajes sobresalientes en sus respectivos ámbitos. Políticos (verdaderos) Empresarios, Profesores, ONG, las Iglesias, en fin todos como un solo bloque orientando el camino a seguir.
El pueblo quiere eso, acciones contundentes, pacificas pero contundentes, orientados por dirigentes de indudable credibilidad. No es hora de partidos políticos, ni banderas unicolor. Es la hora de un solo partido Venezuela, una sola bandera la Tricolor y una sola meta, lograr un país prospero, seguro y justo. El país que todos nos merecemos...es justicia

viernes, 3 de junio de 2016

Mi primer Blog y la OEA

He creado este blog, como medio para expresarme y para interactuar con esta pequeña aldea en que se ha convertido el planeta Tierra. Desde aquí tengo la intención de darle significado a partir de mi perspectiva muy particular, al acontecer diario de la sociedad en que vivo, lo que ocurre en mi país y más allá de estas fronteras.
Soy un hombre de Leyes (actualmente curso el último término de la Carrera de Derecho), y creo en ellas, como sustento principal de una sociedad en orden, progresista, con Poderes Públicos que respeten y hagan respetar el Estado de Derecho.
Necesitamos reforzar esta creencia. Son las Leyes y las normas las que nos regulan y nos indican donde están los límites de lo permisivo y las infracciones en caso de sobrepasarlos. Por eso de ahora en adelante mi esfuerzo ira dirigido a reforzar el conocimiento legal de aquellos que a bien tengan leerme y seguirme y a conectar esta creencia en lo legal, al acontecer diario de esta Venezuela que vive momentos aciagos, producto muchas veces de no respetar ese conjunto de reglas que nos enmarcan y que nos diferencia de otras especies del Reino Animal.
Y para entrar en materia comentaré lo sucedido hace unos días cuando el Consejo Permanente de la OEA (Organización de Estados Americanos) aprobó un  Proyecto de Consenso de Dialogo entre la Oposición y el Gobierno, luego que el Secretario General de esa organización, Luis Almagro invocara la Carta Democrática Interamericana, en contra de Venezuela.
No voy a repetir lo que todos sabemos y vimos en esa maratónica sesión, solo me limitaré a dar mis apreciaciones y las implicaciones de esta resolución.
En primer lugar considero que el gran perdedor ha sido el Pueblo Venezolano, más allá de la posición del Sr Almagro, quien a mi juicio jugando posición adelantada (en términos futbolísticos) invocó la aplicación de este instrumento diplomático de presión, y no obtuvo ni el respaldo ni el resultado deseado. Aunque la historia no ha terminado, claro está.
Y digo que el pueblo venezolano es el gran perdedor, porque aunque no es deseable la aplicación de unas medidas que internacionalmente nos asfixiaran económicamente,  esta acción nos daría luces , que en realidad no estamos solo en esta debacle, sino que el resto del continente ya se han dado cuenta que estamos ante un régimen totalmente fracasado en lo económico, político y social, y que con la aplicación de esta arma sutil, colocaría al gobierno del Sr Nicolás Maduro en una posición desventajosa externa e internamente, al verse acusado y sometido por el resto de nuestros vecinos continentales…..pero no fue así.
La sesión de la OEA fue un saludo a la bandera, donde salimos peor parados de cuando empezó. El gobierno tomó aire, fuerzas, internacionalmente nadie lo cuestiona (por ahora) así que puede seguir haciendo en lo interno lo que mejor sabe hacer…arruinarnos como sociedad y hacernos creer que el hambre, la inseguridad, la impunidad de los delincuentes (incluyendo los de cuello blanco o rojo) es culpa del imperio, la oligarquía, y todos esos fantasmas que han calado en nuestra cultura desde hace ya más de 17 años.
Por lo que nos toca seguir nuestra lucha desde adentro, sin esperar que vengan nuestros hermanos territoriales a darnos una mano, al menos reconociendo la necesidad imperiosa de unirse ante un grupo de facinerosos que han sustraído del erario nacional, lo suficiente para vivir como monarcas ellos y su familia, hasta la tercera generación, al menos…y siguen chupando.
Concentrémonos entonces a dirigir nuestras luchas, en la salida constitucional de este régimen que tanta miseria ha sembrado y cultivado en nuestro país. Es el momento de la unión a la que tanto hacía referencia El Libertador, y esperemos la reunión pautada entre el 10 y 20 de junio, es decir inmediatamente antes o después de la 46ª Asamblea General de la OEA que el ente realizará del 13 al 15 de este mes en República Dominicana, en donde se retomará el tema, y esperemos salir con mejor posición que lo ocurrido en estos pasados días. Es el momento de la OEA de reivindicarse como organización veedora de los Derechos Humanos y garante de la Paz en nuestros países, es el momento de impartir Justicia

“Estos son los mandamientos del Derecho: vivir honestamente, no ofender a los demás, dar cada uno lo suyo”
                                               ULPIANO